Alfred Wegener (1880 - 1930 ) era un astrónomo y metereólogo. Se interesó por la aerostática y participó en varias expediciones a Groenlandia.
A partir de 1910, se centró en el movimiento de los continentes. Ya había surgido la teoría de que éstos alguna vez ocuparon posiciones distintas a las que tienen hoy en día, formulada por el geólogo Suess, quien sostuvo que había habido un supercontinente, al que llamó Gondwana, que incluiría los actuales India, África y Madagascar, además de Australia y Sudamérica. Se creía que estos continentes habrían estado unidos por puentes terrestres, sumergidos en la actualidad.
A Wegener le llamaba la atención el gran parecido de las costas de Sudamérica y África; éstas encajaban como las piezas de un gran puzzle, lo que llevaba a pensar que alguna vez habían estado unidas. Además, este perfecto "encaje" no solo se producía entre las formas físicas de las costas; también había el mismo tipo de rocas y formaciones en ambos continentes. En 1912 publicó varios trabajos sobre el tema, y en 1915 escribió "El origen de los continentes y océanos", su obra más importante.
Wegener proponía en su libro que había existido en la superficie terrestre un supercontinente, al que llamó Pangea, rodeado por un único océano, Panthalassa. Pangea se habría partido durante la Era Secundaria, y los fragmentos resultantes, desplazados y dispersados. Este proceso es conocido como deriva continental. Primero se formó un continente en el norte, Laurasia, y otro al sur, Gondwana (Sudamérica, Antártida, Australia y África). Entre ellos, se creó el primer mar, llamado mar de Tetis.
Wegener explicaba también como se habían formado las cadenas montañosas. En el frente de las masas de tierra que se desplazaban se crearon arrugas; así, con el desplazamiento de América hacia el oeste, se crearon los Andes y Montañas Rocosas; Australia, derivando hacia el Este, originó sus cadenas costeras orientales, etc... Esto también explicaba los terremotos y los volcanes, además del nacimiento de algunas islas, que serían "pedazos" de tierra que los continentes habían dejado atrás en su desplazamiento.
Wegener reunió para su hipótesis muchas pruebas, tanto geológicas como palentológicas y biológicas. Pero no supo dar una respuesta satisfactoria sobre cual era el origen de ese movimiento. Es decir, cuál era la fuerza que impulsaba a desplazarse a esas enormes cantidades de tierra. Apuntó que quizá se debieran a las acciones gravitatorias del Sol y la Luna, de la misma forma que éstas movían a las mareas. Pero esto no convencía, pues se necesitaría unas fuerzas muy superiores para poder realizar la deriva continental.
De esta forma, la teoría de Wegener no fue aceptada por completo, hasta que no se llegó a descubrir la verdadera solución al problema: la teoría de la tectónica de placas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario