lunes, 11 de junio de 2012

SUMMER TIME

Después de este año, nos merecemos pasar un verano en el que para lo único que tengamos que darle al coco sea para esto:



Felices vacaciones :) 

Internet: los cables cruzados. (Tema 8)

Si Internet fue concebido tan solo como un medio para intercambiar información entre varias personas, está claro que se fue de las manos. En la actualidad, con cerca de 2000 millones de usuarios en todo el mundo, Internet supone una parte importante de la vida cotidiana de las personas. Ha revolucionado la forma de hacer negocios, de aprender y enseñar, de relacionarse, y también de pensar.


El camino que acabaría con la creación de Internet, tal y como lo conocemos hoy, comenzó en la década de los 50. Militares estadounidenses desarrollaron un sistema, como respuesta a los avances tecnológicos de los soviéticos durante la guerra fría. Poco después se consiguió enviar el primer correo electrónico, y se creó una red que comunicaba distintas zonas de Estados Unidos. Más tarde, se desmilitariza esta red. y se creó el sistema TCP/IP, usado actualmente.

En 1988, "Internet" es infectado por primera vez por un virus. Un año después, ya serían 70 millones los usuarios de estas redes. A partir de los años 90 Internet se comercializa y los nuevos avances y aplicaciones se suceden, uno tras otro, en cuestión de meses. En 1993 se crean los navegadores, y en 1995 los bloggers comienzan a conquistar las webs. Páginas tan conocidas como Amazon o eBay nacen estos años, y en 1998 lo haría el archiconocido Google.

Wikipedia surgiría en 2001, la enciclopedia más popular que se conoce. En 2004, Mark Zuckerberg inventa Facebook. Quizá, desde la propia creación de Internet, éste haya sido uno de los hechos más significativos y que más repercusiones ha tenido en las comunicaciones personales. Las redes sociales pronto pasaron a formar parte de una de las funciones más importantes de Internet, y la gente cambió su modo de relacionarse.




¿Qué significa que exista tanta gente interconectada? 


Obviamente, los aspectos positivos son innumerables. Tenemos acceso a todo tipo de información y a todo tipo de opiniones. Esto supone la destrucción de la tiranía de los medios tradicionales, que monopolizaban todo el mercado. Ahora no es necesario creer lo que dice la televisión, podemos contrastar, comprobar. Por otra parte, los propios vividores de la noticia son los que informan de lo que sucede. Las redes sociales han conseguido que cualquier voz, desde cualquier parte del mundo, pueda ser escuchada a miles de kilómetros de distancia. En cierta medida, supone una democratización de la información.

Igualmente, es el mayor medio de protesta que se ha conocido hasta ahora. Movimientos como la primavera árabe o, en Europa, el 15M, no habrían sido posibles sin las redes sociales. Quizá igual de famoso es Anonymous, un grupo que pretende precisamente luchar contra el control sobre Internet y a favor de la libertad de expresión, entre otras cosas. Ha protagonizado famosos sabotajes a páginas webs, tanto de empresas privadas y lo que es más asombroso, contra páginas estatales de gobiernos y ejércitos.


Internet es una fuente de cultura. Ésto amenaza a grandes empresas, que ven en peligro sus beneficios ante una competencia tan brutal que es imposible lidiar con ella. Películas, música, libros, artículos...Son miles las posibilidades que te ofrece Internet. Leyes como la famosa Sinde en España, o el proyecto de la SOPA, en Estados Unidos, pretendían poner freno a Internet y censurar parte de su contenido. Una vez más, las redes sociales bullían ante esta noticia. Al fin y al cabo, Internet no es solo una aplicación, es la conexión y relación que existe entre miles de personas. Son millones de nombres circulando por los cables. Es algo imposible de detener, como se ha comprobado.
La solución sería aceptar definitivamente que Internet es una extensión más de la vida real, y regularizar sus actividades.

La dependencia de tanta gente a Internet es también peligroso. ¿Qué pasaría si en algún momento cayera la red? ¿Y si ésta es manipulada con intereses privados? Podría convertirse en una gran cámara que vigilara todos nuestros movimientos, que supiera qué vemos, escuchamos, opinamos y con quién hablamos. Sería el arma más peligrosa que se ha creado, pues afecta al conjunto de la humanidad.



sábado, 26 de mayo de 2012

Por los suelos: Problemas y desertización. (Tema 6, B)

El suelo nos sostiene, nos proporciona materias primas y sirve como sostén para el desarrollo de la vida. Sobre todo, nos alimenta. Todo lo que necesitamos proviene casi exclusivamente de él.
 No solo necesitamos un suelo fértil para que tenga capacidad de ser cultivado y dé una producción suficiente; necesitamos un suelo rico que dé nutrientes a las plantas, la base de toda cadena alimenticia, que luego alimentarán a los animales que nos sirven a nosotros.

Una vez más, el ser humano daña a la naturaleza, en este caso al suelo, por diversos motivos. Esto supone, además de afectarnos en el abastecimiento de alimentos, en pérdida de la biodiversidad, con todo lo que ello conlleva.


El daño al suelo se produce principalmente por cuatro factores:
- Contaminación. Si analizáramos cualquier fruta, veríamos que no es tan natural ni saludable como aparentemente parece. De hecho, comprobaríamos que presenta una gran cantidad de químicos, producto de pesticidas y herbicidas. Éstos, a la larga, empobrecen el suelo, alterando la cadena alimentaria mediante la destrucción de insectos, creando plagas más fuertes...En general, destruyendo y modificando el ecosistema.
- Urbanismo. El crecimiento de las ciudades ha hecho que se robe suelo a la naturaleza. No solo para convertirlo en terreno donde se construirán viviendas y edificios, sino para albergar las enormes infraestructuras que precisamos las personas. Esto implica además contaminación del entorno, y agotamiento de los recursos de la zona, como por ejemplo, pozos y aguas subterráneas.
- Deforestación. Consiste en la tala indiscriminada y masiva de árboles. La deforestación provoca la pérdida de miles de hectáreas de bosques en todo el mundo. Es más preocupante en aquellas áreas que se consideran "pulmones" de la Tierra, como el Amazonas, por su importancia y riqueza natural. Aún así, sucede en todos los países del mundo, y provoca no solo la pérdida de especies, sino la modificación de todo el ecosistema y hasta el clima de una región. La principal víctima de esto es, por supuesto, el suelo.


- Agricultura intensiva. Es aquella en la que se cultiva una sola especie vegetal, y se dedican grandes áreas para ello. Como consecuencia de la existencia de un solo tipo de planta en un territorio tan grande, se produce un deterioro de la tierra, por consumirse siempre los mismos nutrientes. Por otra parte, es obvio que la biodiversidad se empobrece, y ello acarrea todos los problemas que quedan reflejados en el artículo anterior.

¿Qué provoca el deterioro del suelo?
Principalmente, desertización, aunque son muchos los problemas derivados de ésto. La desertización consiste en el empobrecimiento del suelo, en un incremento de su erosión por parte del agua o el aire. Esto hace que las capas superficiales, ricas en nutrientes y humus, desaparezcan. El resultado es una tierra yerma e infértil.
Se predice que un 30 % de la superficie de España podrían sufrir desertización en un futuro cercano. Esto supone 159337 km2. El territorio más afectado es, como cabe suponer, el situado más al sur, aunque cada vez más regiones del interior y del norte se podrían ver en peligro. En Murcia, Valencia y Canarias, el riesgo afecta prácticamente al 100 % del territorio. La sigue Castilla La Mancha, en la que el 43 % de su territorio se ve afectado por la desertización; Cataluña, con un 42 %, Madrid, con un 37 5; Aragón, con un 28 %; Baleares, 25 % y Andalucía, con un 22, 30 % de su territorio en alto riesgo.

El color rojo corresponde a riesgo muy alto. El naranja, alto. En la escala de amarillos, va desde el más oscuro, que indica riesgo alto, hasta el más claro, que significa riesgo bajo o nulo, pasando por un grado de riesgo bajo. 

miércoles, 23 de mayo de 2012

El efecto invernadero (tema 6)

Nos quejamos de calor o frío, pero lo cierto es que la temperatura nunca oscila más de unos pocos grados. Hay un intervalo del que nunca sobrepasa. La Tierra está arropada por una inmensa manta que la protege de las oscilaciones bruscas a la que estaría sometida de no existir ésta. Es lo que se conoce como efecto invernadero; sin él, la temperatura media de la Tierra sería de unos menos veinte grados centígrados. La vida probablemente no existiría, al menos con las formas que tiene hoy en día.


Es conocido el efecto invernadero. Partimos de una capa de gases, entre los que se encuentra el dióxido de carbono, el metano, vapor de agua, óxidos de nitrógeno... Todos ellos actúan como un invernadero, reteniendo el calor dentro de la Tierra para que no escape de ésta. Cuando los rayos solares llegan a nuestro planeta, la superficie de éste los refleja, con lo que tienden a volver al espacio del que vinieron. Pero esta densa capa de gases retiene parte de ellos, de modo que el calor vuelve a la Tierra.


El efecto de esto es que la temperatura es siempre constante, y que tiene una media adecuada para la vida.
El sol emite una grandísima cantidad de energía, en distintas formas: radiación infrarroja, rayos UV, luz visible... A la Tierra llega una pequeña parte de esta energía que el sol emite, principalmente luz visible. Cuando los rayos llegan, pasan por la atmósfera hasta llegar a la superficie del planeta. Son fundamentales para la vida, entre otros motivos porque permiten realizar la fotosíntesis a las plantas, proceso por el que materia inorgánica se transforma en orgánica, siendo las plantas el pilar de la cadena alimenticia, y porque son las encargadas de suministrar oxígeno a la atmósfera, gas imprescindible para la vida


La Tierra es muchísimo más fría que el Sol. Cuando llega la luz a su superficie, no tiene la capacidad de devolver esta energía en forma de luz visible de nuevo, sino que lo hace como radiación infrarroja. Este tipo de radiación es la que los gases de efecto invernadero "atrapan", y reflejan de nuevo a la Tierra. Se produce un ciclo constante de intercambio de energía entre la atmósfera y la Tierra.


Hay un equilibrio de los gases invernaderos existentes en la atmósfera. Es decir, hay los suficiente como para mantener la temperatura idónea, pero no tantos como para que esta incremente demasiado.
El ejemplo lo tenemos en nuestros vecinos. Marte, con su delgada atmósfera y su escasez de gases de efecto invernadero, es muy frío, y en él no existe el agua líquida. Por otro lado, Venus tiene una atmósfera cuyos componentes son principalmente gases invernaderos; allí, la temperatura aumenta unos 500 grados centígrados por este efecto.

Todo ello nos lleva al siguiente punto. Si a mayor cantidad de gases invernaderos mayor temperatura, ¿es posible que el efecto invernadero varíe aquí en la Tierra si variara la cantidad de gases que lo provocan?
Aunque no toda la comunidad científica está de acuerdo en que exista una correlación directa entre gases invernaderos y aumento de temperatura (consideran que intervienen muchos más factores), un gran sector sí lo cree así. De hecho, este es pilar en el que se sustenta la teoría del cambio climático y el calentamiento global.

Hace casi dos siglos que el ser humano desarrolló su capacidad industrial. Con la llamada revolución industrial, cantidades masivas de gases, especialmente dióxido de carbono, se comenzaron a expulsar a la atmósfera. Más recientemente, la masificación de vehículos contribuye también a la emisión de este gas. Aunque es esencial para la vida, como hemos visto, un exceso podría provocar el engrosamiento de la capa de gases invernaderos, y como consecuencia mayor cantidad de energía reflejada por la Tierra quedaría atrapada en la atmósfera, volviendo a la Tierra y así sucesivamente, hasta elevar la temperatura. Se ha comprobado que ha incrementado una media de 0,6 grados centígrados en los últimos 30 años, y las consecuencias de esto ya se pueden observar.



¿De donde viene la mayoría del CO2 que emitimos? Este gas se produce principalmente en las reacciones de combustión de combustibles fósiles. Estos son el petroleo, el carbón, y el gas natural, además de todos sus derivados. Todos ellos se han creado de forma natural: el petróleo se creó a partir del placton, el carbón   es producto de la degradación de vegetales, y el gas natural es resultado de la formación de los anteriores, especialmente petróleo. Para que esto sea posible, todos los materiales se deben encontrar en unas situaciones especiales de presión y temperatura.

El proceso químico de su combustión genera gases como el monóxido y el dióxido de carbono. Miles de toneladas son emitidas a la atmósfera en todo el mundo. Esta es la razón principal por la que son tan polémicos y por la que se intenta buscar alternativas energéticas menos contaminantes.

Plataforma de extracción de petróleo

Por otra parte, los combustibles fósiles se clasifican dentro de las energías no renovables. Es decir, son un recurso limitado, que no se regenera por sí mismo de forma natural. Aunque sus reservas son muy grandes, no son infinitas y algún día, visto el ritmo con que se consumen, se acabarán. Segunda razón por la que estos combustibles deben cada vez quedar más relegados a un segundo plano y dar más importancia a otras fuentes, inagotables, como el aire o el agua.

No obstante, estamos lejos de conseguir esto. Es cierto que en los últimos años se ha tomado conciencia del problema de la situación, y grandes campañas han sido lanzadas para alertar sobre el uso excesivo de, por ejemplo, los plásticos o la gasolina. Al mismo tiempo, han surgido nuevas formas de producir energía, como la eólica, que utiliza la fuerza del viento para producir electricidad, o la hidrólica, que utiliza la del agua. La lista continua: geotérmica, de la biomasa, maremotriz...

Pero, como casi siempre, el poder económico puede más. Por la rentabilidad de los combustibles fósiles y por el negocio que mueve (el petróleo es uno de los indicadores económicos mundiales, y, además, mide la riqueza de un país) no se da el suficiente impulso a las energías renovables para que se abran paso.

¿Para qué usaremos los billetes cuando sea demasiado tarde para el calentamiento global, para abanicarnos?





martes, 22 de mayo de 2012

Biodiversidad y desarrollo sostenible. (Tema 6)

De la ameba al elefante hay un gran salto. Si pensamos en cada especie del mundo, vemos que son tan variadas que parece imposible que la vida pueda tomar tantas formas, y sobre todo que provenga de una única célula original.

Biodiversidad proviene de "bio", que significa vida, y diversidad; es decir, la biodiversidad es la variedad de la vida, la distintas formas que esta adopta. Desde que apareció el primer ser vivo en la Tierra, hace más de 3500 millones de años, la evolución ha originado miles de formas distintas de seres vivos. Desde las simples bacterias hasta los seres humanos, considerados la cúspide de la evolución, existen innumerables seres. Se conocen alrededor de 1800000 especies, pero éstas son tan solo el 10 % de las que se estiman que pueden existir.

La biodiversidad varía, y las especies desaparecen para dar paso a otras nuevas. Esto ha ocurrido desde el inicio de la vida. Extinciones masivas, por causas naturales, como por ejemplo, la de los dinosaurios, sirvieron para el desarrollo de otras nuevas, como la de los seres humanos. La desaparición de las especies es algo inevitable cuando cambia el medio en el que viven, bien de forma progresiva o bien de forma brusca, como puede ser la caída de un meteorito o una explosión volcánica. Darwin ya dijo que solo sobreviven aquellos más preparados; es por eso que ante cambios externos se extingan, muten, o nazcan nuevas especies.


El ser humano, como siempre, ha llegado para echar por tierra todas las teorías de la naturaleza. No es que dejen de ser ciertas, sino que hay que añadir a la ecuación un nuevo elemento: la mano del hombre. Se calcula que dentro de 55 años solo quedará la mitad de las especies actuales. Esto es debido a que las personas modifican los medios en los que se desenvuelven las especies, normalmente con un objetivo directo, y otras veces como un simple efecto secundario de su actividad. La deforestación o tala masiva de árboles; la contaminación, en todas sus variantes: atmosférica, de ríos y lagos, vertidos industriales...; la introducción de especies alóctonas en ecosistemas que no están preparados para ello, que compiten con las autóctonas y modifican la biosfera; incendios provocados por actividades humanas...Hay muchas causas y muy variadas, teniendo en cuenta que el hombre ha recorrido y modificado casi palmo a palmo de la superficie de la Tierra.

La cadena trófica es un ciclo, en el que todos los agentes garantizan su continuidad. Con el empobrecimiento de la biodiversidad, se corre el riesgo de romper el equilibrio natural. El resultado sería un efecto dominó que afectaría a todas las formas de vida, pues están interrelacionadas entre sí. 

Este problema es mucho más importante que la desaparición de especies. No se trata solo de perder riqueza en cuanto a biodiversidad, sino que esta pérdida repercute directamente en las personas y en la Tierra en su conjunto.

Todo está basado en la naturaleza. Desde el oxígeno que respiramos, la comida que comemos, las materias primas que utilizamos... Con la desaparición de especies, los ecosistemas de desestabilizan, y la cadena alimentaria rompe su equilibrio. Esta cadena trófica es un enorme ciclo que tiene su base en las plantas, que fabrican materia orgánica, y que sigue desde los seres más diminutos y simples hasta nosotros. No pasa nada por quitar un eslabón o dos, pero si comienzan a desaparecer masivamente habrá un momento en que la cadena se rompa. Por lo tanto, la cantidad de alimentos se empobrecerá, así como todo lo que obtenemos de los seres vivos, incluyendo medicinas. De la misma manera, los recursos tales como la madera o los combustibles fósiles empobrecerán.

¿Cómo se puede preservar la biodiversidad, y al mismo tiempo no frenar el progreso ni las industrias? El modelo ideal que conseguiría ambas cosas recibe el nombre de desarrollo sostenible. Desarrollo sostenible consiste en combinar la satisfacción de las necesidades de las personas, sin que los recursos se vean en peligro. Esto implica que no se consume a un ritmo superior al que permite la regeneración de las materias primas, no se emiten contaminantes en cantidades superiores a las que la naturaleza puede "absorber"...
Un ejemplo sería talar bosques asegurando su repoblación.


¿Problemas? Muchos. Principalmente económicos, pero también de superpoblación, escasez de medios...Está claro que, a corto plazo, un desarrollo sostenible no es tan rentable. La producción siempre ha de ser menor que si explotamos la tierra de forma exagerada y masiva. ¿Pero y a largo plazo? A largo plazo se garantiza la disponibilidad de los recursos y la conservación de la biodiversidad. Es decir, es mucho más rentable un desarrollo sostenible que uno convencional, ya que al menos nos asegura la continuidad de las materias primas, si bien obtenemos esta de forma gradual que de una sola vez.



Un claro ejemplo de desarrollo sostenible lo encontramos en la dehesa. La dehesa es el ecosistema que surge a partir de bosques de encinas, robles, alcornoques...Este bosque mediterráneo se fue aclarando, como consecuencia de destinar parte de la tierra como cultivo, pero sin transformar por completo el medio. El resultado es una mezcla entre pastizal y bosque mediterráneo, en el que conviven fauna y flora silvestre y ganado. Un 24 % de la superficie arbolar en España es dehesa. Extremadura posee 41.630 kilómetros cuadrados.

La dehesa combina la silvicultura (aprovechamiento del monte), la ganadería y la agricultura. Además del ganado (principalmente porcino), se aprovechan otros recursos, como el corcho de los alcornoques.
Se trata de un tipo de explotación extensiva, en el que los animales se encuentran en libertad.


Además del beneficio que los seres humanos sacan de la dehesa, la mera existencia de esta constituye de por sí un valor: son espacios libres de contaminación, que favorecen la pureza del aire, previene incendios, por su distribución característica, conserva el suelo, además de fauna y flora autóctonas. En una dehesa de pueden encontrar 60 especies de aves, más de 20 de mamíferos y muchas más de reptiles y anfibios; 40 especies herbáceas y más de 130 de otro tipo de plantas.

Es, por tanto, una reserva natural, pero al mismo tiempo una explotación humana. 



"Mejor prevenir que curar": principio de precaución en la ciencia. (Tema 6)

El ser humano ha sido (y es) incrédulo, además de tener un alto concepto de sí mismo, pensando que todo lo puede controlar y arreglar. Esto hace que cometa negligencias, especialmente en la ciencia. Suele ser el desconocimiento el que lleva a actuar así.

Es por eso que en la actualidad se usa el "principio de precaución". Consiste en tomar medidas para resolver una situación aunque no haya evidencias científicas. Es decir, se actúa por intuición o por sospechas de que existe verdaderamente un problema, aunque no esté claro el qué, o por qué. Se aplica principalmente para los problemas medioambientales. La explicación es que si esperamos a que la ciencia aclare cada punto, probablemente sea demasiado tarde si verdaderamente existe el problema.



El principio de precaución está regulado por ley. En el artículo 191 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea se establece que se recurrirá a dicho principio si aparece un riesgo, tanto medioambiental como para la salud humana, o vegetal o animal, que, aunque está identificado por la ciencia, ésta no puede dar datos exactos sobre la veracidad del peligro o sus causas.

Un ejemplo de como es aplicado el principio de precaución lo encontramos en las medidas tomadas a nivel internacional para reducir las emisiones de gases invernaderos, especialmente el dióxido de carbono (por ejemplo, con el Protocolo de Kioto), aunque no se haya demostrado que sean éstos los causantes del aumento de la temperatura. Tan solo se sospecha, pero el peligro de estar en lo cierto es tan alto que compensa tomar medidas incluso si nos equivocamos.

Considero que este principio ha supuesto un gran paso para evitar posibles daños por pasividad o no haber sabido detectarlos a tiempo. Por otra parte, las medidas que se toman nunca van a ser negativas; es decir, si reducimos la emisión de CO2, esto tiene un efecto positivo, incluso si no es el responsable del calentamiento global. Hay que actuar ahora que estamos a tiempo, para no tener que oir eso de "ya lo dijimos" cuando ya el problema no tenga solución.

La capa de ozono (Tema 6)

Somos frágiles ante los fenómenos terrestres, pero lo somos aún más ante los que provienen del espacio. De hecho, la vida es posible por un conjunto de elementos que protegen mil veces a la Tierra, como enormes burbujas que evitaran que cualquier soplo de aire espacial rompiera el equilibrio. Una de esas protecciones es la capa de ozono.

La capa de ozono está situada en la estratosfera, entre los 15 y los 40 km. En realidad no es una capa como tal; es una zona de la atmósfera donde la concentración de ozono es más elevada.
El ozono está formado por tres átomos de oxígeno unidos, y es la forma más reactiva de este elemento. Tiene una propiedad que es clave: impide el paso de los rayos ultravioletas, que si llegaran en su totalidad a la Tierra serían muy dañinos para las especies vivas. De hecho, antes de la existencia del oxígeno en la atmósfera (y por tanto del O3), las únicas especies de seres vivos eran células simples, que podían sobrevivir viviendo fuera del alcance de estas radiaciones.

Así se crea el ozono: un átomo de oxígeno radiactivo que ha sido desprendido se una a una molécula de oxígeno libre. 
El mecanismo por el que actúa como un filtro de las radiaciones ultravioletas consiste en mantener un equilibrio constante de la cantidad de ozono. El ozono se forma como consecuencia de la radiación ultravioleta, que desprende los dos átomos de oxígeno que forman una molécula de oxígeno libre (O2), convirtiéndolas en altamente radiactivas. Estos átomos libres se unen a una molécula de oxígeno, formándose el O3. En cambio, como acabamos de decir, la radiación ultravioleta rompe los enlaces del oxígeno, por lo que al volver a actuar sobre la molécula de ozono desprende de nuevo sus átomos. Así, al mismo tiempo que crea ozono, la radiación también lo destruye. En este proceso se gasta la mayor parte de la energía de las ondas ultravioletas, por lo que las que llegan a la Tierra tienen muy poca energía y no suponen ningún peligro.

Cuanto mayor sea la radiación solar mayor cantidad de ozono se genera: hay más ozono por el día que por la noche, en verano que en invierno y en el ecuador que en los polos.
Este mecanismo de creación y destrucción de ozono por acción de los rayos ultravioletas se conoce como ciclo de Chapman (se atribuye a Sydney Chapman, matemático, físico y geólogo, haber descubierto el proceso de formación del ozono, en 1930).

Ciclo de Chapman

¿Por qué está en peligro la capa de ozono?
Como hemos dicho, la cantidad de ozono que hay en la atmósfera se autorregula en función de las radiaciones solares. Pero este equilibrio puede romperse fácilmente. Es muy conocido el "agujero de la capa de ozono". Durante años y aún en la actualidad saltó la alarma cuando se comprobó que la capa de ozono se iba perdiendo progresivamente, formándose un gran agujero en ella, localizado en las zonas polares.

Tras investigar se llegó a la conclusión de que lo que destruía al ozono eran unos gases conocidos como CFCs, o clorofluorocarbonos. Estos son unos derivados de los hidrocarburos, en los que los átomos de hidrógeno han sido sustituidos por átomos de flúor y carbono. Estos gases eran muy comunes hace unos años, y se empleaban en sistemas de refrigeración y como propelente en aerosoles (gas utilizado para impulsar la sustancia de los aerosoles). Los CFCs tienen la característica de ser muy estables, y poder mantenerse inmutables por mucho tiempo. Así, suben a la atmósfera lentamente, hasta llegar a la estratosfera. Una vez allí, los rayos UV irradian a los CFCs, y como respuesta se produce la rotura de estos elementos y la liberación de un átomo de cloro que posee un electrón libre. Se le llama radical cloro, y es altamente radiactivo. Además, es bastante afín al ozono, provocando en él una serie de reacciones fotoquímicas que rompen la molécula de O3.
Se cree que un solo átomo de cloro podría destruir cien mil moléculas de ozono antes de ser neutralizado.

ozonoCFC002

En 1987 se firmó el Protocolo de Montreal, un acuerdo internacional para controlar y frenar la emisión de gases CFCs. Se puso como límite el año 1996 para la total erradicación de estos gases en los países desarrollados, mientras que los que estaban en vías de desarrollo tenían un plazo de diez años más. 
En la actualidad se considera "solucionado" el problema, debido a que se han dejado de emitir CFCs. Aún así, se prevee que hasta 2050 no se habrá reestablecido la cantidad de ozono, y que hasta 2024 no se podrían apreciar resultados significativos de esta mejoría. 

Agujero de la capa de ozono. Fecha año 2000.