Una medicina alternativa se define como cualquier tratamiento o práctica de curación que asegura ser eficaz ante determinados síntomas, pero cuya veracidad no ha sido demostrada. No sigue, pues, el camino del método científico de comprobación. Así, no se sabe si son seguras ni fiables, y por lo tanto, no se pueden considerar medicinas propiamente dichas. Son consideradas en muchos casos como ejemplos de pseudociencia.
Se pueden usar conjuntamente con la medicina convencional; en ese caso, se las denomina medicinas complementarias. La mayoría de ellas consideran que la persona está en continua interacción con el entorno, e incluyen aspectos físicos, espirituales, mentales, emocionales...
Acupuntura
Está basada en la medicina tradicional china. Consiste en la utilización de agujas muy finas, que se usan para estimular unos puntos específicos del cuerpo. Según esta medicina, de más de 2500 años de antigüedad, el cuerpo humano es un sistema de flujos de energía. Los puntos sobre los que actúan las agujas quedarían dentro de estas "líneas" de energía. Lo que se intenta es equilibrar todas estas, considerando que así se alcanzará el estado ideal para el organismo.
Es cierto que la acupuntura tiene efectos positivos sobre el organismo. Aunque no está comprobado al cien por cien, se cree que actúa sobre el sistema nervioso, haciendo que este produzca sustancias analgésicas (principalmente endorfinas), que funcionan contra el dolor. La acupuntura ha demostrado su eficacia para controlar malestares y vómitos postoperatorios y los provocados por la quimioterapia, entre otros.
Homeopatía
Es un tratamiento que tiene como principal premisa que "lo similar cura lo similar". Esto quiere decir que, tomando ciertas sustancias que provocan los mismos síntomas que la enfermedad que se padece, esta podría llegar a curarse. Para ello, se diluye en agua una sustancia química que, a altas dosis causaría los mismos "males" que la enfermedad contra la que se está tratando. Al parecer, al reducir la dosis de estos medicamentos homeópaticos, se irían reduciendo al mismo tiempo los síntomas. Todo esto nace de una filosofía que considera que no existen enfermedades como tal, sino simplemente sus síntomas, por lo que es a estos a los que hay que combatir.
No hay ningún argumento que avale la eficacia de esta práctica. La sustancia química está tan diluida, que lo que se ingiera es simplemente agua. Además, la teoría de combatir algo con otra cosa semejante no se sostiene científicamente. ¿Por qué tiene entonces tanto éxito? La respuesta es un posible efecto placebo.
Osteopatía
La ostepoatía se fundamenta en que el cuerpo es una unidad, y todas sus órganos están relacionados. Así, los trastornos de ciertas partes del organismo pueden afectar a otras. Se trata de recuperar "el equilibrio" del cuerpo, mediante prácticas o tratamientos físicos, como masajes. Lo que persiguen es tratar síntomas o dolencias internas, tratando los aparatos musculoso y esquelético, sin necesidad de un diagnóstico más profundo sobre las causas de esta.
Puede resultar beneficioso contra pérdida de movilidad externa o ciertas dolencias relacionadas con los músculos.
Lo que no es cierto es que trate enfermedades internas. Tampoco es verdad que el cuerpo sea una unidad, cuyas partes están interrelacionadas entre sí. Es hasta absurdo pensar que trabajando la musculatura podamos curar enfermedades que, por ejemplo, hayan sido causadas por infecciones. Por lo tanto,la osteopatía no funciona, más allá de lo citado anteriormente.
Funcionen o no, estas terapias tienen una gran aceptación entre las personas, y un porcentaje alto de la ciudadanía acude a este tipo de medicina. Por ejemplo, según estudios de la Organización Mundial de la Salud, al menos un 70% de población utiliza medicina alternativa en Canadá; un 42 % en Francia, un 31 % en EEUU...El índice se dispara si hablamos de países de África, donde en torno a un 80 % de la población las utiliza; y en China representan el 40 % de la atención sanitaria (algunas de ellas, como la acupuntura, están incluidas en el sistema público de salud).
Como conclusión, diremos que las medicinas alternativas tienen ese nombre por algo: no son fiables al cien por cien. Es cierto que aún queda mucha investigación que realizar, pero no podemos dejarnos llevar por la promesa de una curación rápida, que no esté avalada científicamente. La ciencia ha avanzado a grandes pasos, y tiene bastante fiabilidad. Por lo tanto, si hay que elegir un método en el que confiar nuestra salud, lo tenemos que tener claro. Una cosa positiva es que las medicinas alternativas, si bien pueden no ser eficaces, al menos no son dañinas, por lo que se las puede utilizar como complemento sin sufrir ningún riesgo.
Muy bien.
ResponderEliminarEstá claro que en algunos casos, ciertos tipos de tratamientos mejoran algunos síntomas, pero no hay que pensar en ellas como "medicinas".